6.4.14

Striptease o la escritura post-catastrófica según Eielson


Primera muerte de María

Esta novela de Jorge Eduardo Eielson publicada en 1988 (el mismo año de la masacre de Cayara, Ayacucho, donde fueron asesinados 37 comuneros),  se desarrolla en un escenario post-catastrófico. Lima es una ciudad en ruinas devorada por las arenas del desierto, donde subsisten aún muchedumbres hambrientas; y no distante a ésta ha surgido otra ciudad, la Metrópoli, epítome de la riqueza, el avance tecnológico y la exclusión social.

La novela no presenta imágenes de la catástrofe. La catástrofe es catástrofe porque precisamente los mecanismos de representación de la memoria han sido afectados. ¿Cómo representar el pasado?, ¿la vida presente? La novela resuelve estas interrogantes haciéndonos leer una performance, la de Lady Ciclotrón o María. Personaje central que ejecuta un strip tease durante toda la novela como forma de expresión y construcción de la memoria.



En su presentación, Lady Ciclotrón viste completamente de violeta, está maquillada de violeta, y en su acto de desnudarse que enloquece a la audiencia representa: la pasión del Cristo morado. Pero también, cada vez que se desprende de una prenda (los guantes, la estola de avestruz, el traje de satén, etc.) se activa su memoria personal anterior a la catástrofe.

La performance se erige sobre la pasión: la pasión de Cristo erotizada en el strip tease que se construye como memoria pública del rito y el placer, y que obedece a su vez el mandato del deseo público: ¡desnúdate! Y, por otro lado, la pasión personal de Lady Ciclotrón que se constituye como memoria personal del deseo y la infancia, erótica y privada. Ambas memorias se distancian de las ruinas del archivo pre-catastrófico y se actualizan en la performance obedeciendo el mandato del deseo propio (¿quién soy?) y el del otro (¡desnúdate!).

Esta performance implica el desplazamiento del lenguaje o la producción de uno diferente para expresar la memoria anterior a la catástrofe y el presente: la performance misma es el nuevo lenguaje.

La Guerra Interna en el Perú (1980-2000)

La CVR nos dice que fueron más de 69,000 muertos. Cientos de comunidades arrasadas, miles de personas torturadas, probablemente miles de mujeres violadas, miles de explosiones de bombas y coche-bombas, la infraestructura destruida, ejecuciones masivas, hornos crematorios, y formas de dar la muerte que exceden lo comprensible como crueldad y sadismo. Destrucción, muerte y cenizas. ¿Cómo representar la catástrofe?, ¿o no fue una catástrofe?, ¿para quién?

La producción ya es enorme: relatos ficcionales, reportajes periodísticos, poemas, testimonios, canciones andinas, películas de ficción, documentales, muestras fotográficas, muestras de arte moderno, arte andino, monumentos conmemorativos, estudios académicos, reportes de derechos humanos, estudios jurídicos, y más. Pero, ¿la catástrofe afectó los lenguajes?, ¿los lenguajes literarios, fotográficos, fílmicos, académicos, etc.?, ¿o se sigue escribiendo, filmando, estudiando, y así, igual que antes?

No me refiero, claro está, a cómo esta producción, obedeciendo a sus propias necesidades de género discursivo, disciplinario, o narrativo, representan directamente o alegóricamente cómo fue el conflicto en toda la amplitud o particularidad que éste pudiera haber tenido de actores y acontecimientos. Sino, me refiero al impacto en el lenguaje mismo y sus modos de representar, a la manera en que empleamos las lenguas naturales, los códigos culturales, las formas narrativas, los lenguajes propios de cada disciplina, para producir un determinado sentido o imagen del evento. ¿Este impacto de la catástrofe produjo una nueva performance en los lenguajes?

La performance: un modelo de lectura

Primera muerte de María nos propone un modelo (uno entre otros posibles) para leer la Guerra Interna  Por un lado, un modelo para leer la performance de la literatura, los testimonios, las investigaciones periodísticas, las películas, los ensayos académicos, etc. Leer cómo una novela o un ensayo obedece al mandato del gran Otro: la corrección política, los derechos humanos, el mercado y consumo de las representaciones. Y, por otro lado, para leer cómo esta escritura del conflicto obedece al mandato de su propio deseo. Al mandato de su propia disciplina de encontrarse a sí misma narcisistamente, reforzando así su autoridad. Mandato de proporcionarse un placer encontrando el cuerpo de su lenguaje, la manera en que su disciplina le exige y le provoca el deseo.

Pero sobre todo propone leer si estas escrituras obedecen a sus mandatos, cualesquiera fueran al final, afectadas o transformadas por la catástrofe.

Bombas, fosas, cadáveres y cenizas: una demanda de la muerte

Hay una demanda que surge de los cadáveres, de las fosas de la muerte anónima, de los cuerpos enterrados secretamente, mutilados y torturados, o de la desaparición de estos. Una demanda que debería hacernos pensar en cómo la escritura inscribe el dolor y el cuerpo de la muerte y en cómo responde ante estos en su densidad simbólica. Una demanda que llama a la responsabilidad.

Para concluir por ahora: un ejemplo de performance en el campo de la narrativa es Operación masacre (1957). Ante los crímenes y asesinatos de la Revolución Libertadora en Argentina, una dictadura cívico-militar de 1955 a 1958, Rodolfo Walsh construyó un relato afectado por unas ejecuciones que sintió como una catástrofe. Este trabajo narrativo le otorgó al relato un nuevo telos y una nueva techné, que después se siguió practicando en la narrativa periodística sobre la violencia política.


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