Hannah Arendt señalaba que la sociedad moderna es una esfera híbrida donde los intereses privados adquieren significado público. ¿De qué manera los intereses privados adquirieron un significado público en la naciente sociedad peruana? Y, más aún, lo privado moderno, señalaba Arendt, tiene como función más apropiada proteger lo íntimo, aquello que hacemos con nuestro cuerpo o entorno a nuestro cuerpo alejado de la mirada de los demás. ¿Qué pasa con esta relación de lo público y lo privado en la naciente sociedad criolla peruana?
1. El chisme, un género discursivo
Sabemos que el chisme es un género discursivo. Lo usamos para comunicar cosas que “nadie” sabe o nuestro interlocutor o interlocutora no sabe, y que se las presentamos envueltas en el aura del secreto (¡A que no sabes! ¡Te cuento la última!). El chisme produce complicidad e interés entre los interlocutores. Va, por lo general, de lo privado a lo público. Trata sobre terceros e implica una valoración de estos terceros. Discute lo que es impropio para la esfera pública y que por eso mismo se ha mantenido como privado. Aquello que, articulado y revelado por el chisme, pica, escuece, escandaliza. Y, claro, podría ser terriblemente destructivo también. Chismear es narrar algo secreto para quien oye.