21.9.14

Los nodos discursivos de la nación en el Perú


¿Cómo se construye (o constituye) “lo” nacional? ¿Qué es lo que genera la producción de imágenes, discursos, símbolos, huellas, es decir la producción simbólica de lo que se identifica como lo nacional o lo peruano?

Hablemos de ciertos nodos discursivos. Del cruce incesante de discursos de esta producción simbólica de lo nacional que se encuentran, o confrontan, en un lugar. Laclau ha nombrado a un lugar como este “instancia de producción donde se condensan los procesos de significación y articulación social”. Pero esta instancia, recorrida y recurrida por la discursividad (y me refiero no sólo a disciplinas como la historia, la sociología, la economía, sino también a la literatura, la plástica —en todos sus sentidos conflictivos de arte y artesanía—, la música, y más), en el caso del Perú se erige sobre un lugar vacío. Los nudos donde se condensan y articulan las significaciones de “lo” nacional se erigen frente al vacío.

La inclusión andina


El nodo inicial (y como se sabe todo origen es una operación de la diferencia) donde se condensa la producción discursiva sobre la nación moderna en el Perú comenzaría con la sentencia (o el gesto) de González Prada:

No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos i estranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico i los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la cordillera (“Discurso en el Politeama”, 1888).

Esta sentencia es en sí un acontecimiento, tal como piensa el acontecimiento Badiou. Implica primero una pregunta: ¿Quiénes forman n andino﷽﷽do y se articula la pregunta por la inclusisencia absolutarigen frente al vacn lugarission) participate in in their el verdadero Perú?; y luego la respuesta que da González Prada es: las muchedumbres de indios. La sentencia presenta entonces una pregunta condicionada a responderse en un lugar (un sitio de acontecimiento diría Badiou): el indio, lo andino. ¿Pertenece o no? Gonzalez Prada dice que sí, y que su pertenencia es verdadera, es decir no implantada ni artificial ni derivada (como otras, los “criollos i estranjeros”), es la presencia absoluta, esencial. Algunos estarán de acuerdo, muchos no, y se articulará la pregunta por la inclusión del indio y de lo andino.

Pero, ¿cuál es la consistencia de este lugar (el indio, lo andino)? Badiou nos dice que un sitio de acontecimiento pertenece a la situación sin estar incluido en ella, y lo que le pertenece al sitio, no pertenece a la situación; sin embargo, el sitio funda la situación y es condición de ser del acontecimiento. O mejor, una vez dada la sentencia de González Prada y articulada la pregunta por la inclusión andina, podemos decir: el indio pertenece a la sociedad nacional del Perú de fin del siglo XIX (sirvientes, pongos, colonos, etc.), pero no está incluido en ella, y lo que le pertenece a él (lo andino) no pertenece a la sociedad; sin embargo, (dada la pregunta) es a partir del indio (de su inclusión o no) que se va articular la sociedad moderna peruana. Ese lugar, el indio, es como el cero que no cuenta pero que está presente en el conjunto de los números.

El acto de responder a esta pregunta por la inclusión andina (extensiva luego a otros sectores culturales marginados como lo africano, amazónico, chino) generará los discursos, las narrativas y las ficciones en donde, y desde dónde, se construirá, se pensará y se discutirá la nación moderna en el Perú. Como el “problema del indio”, los indigenismos, la reforma agraria, la reflexión cultural y política de Riva Agüero y Mariátegui, la exploración plástica y literaria de Szyzlo, Eielson, Churata y Arguedas, por mencionar algunos.
La inclusión no está dada aún (no definitivamente) y su consistencia aún como vacío a ser llenado se verifica en que el lugar desde donde se funda (lo andino, lo indígena) todavía es un sitio que no cuenta o cuenta a medias. La discursividad generada en torno a esta inclusión ha intentado llenar ese vacío, incluso con su cuestionamiento o la negación de la inclusión misma.

La Guerra Interna

Con el desarrollo de los eventos de la violencia política de 1980 al 2000 ocurre un desplazamiento. El nodo discursivo dominante (uno de los dos en el presente) para discutir “lo” nacional pasa a ser ahora el de la Guerra Interna. Este nodo, la condensación discursiva que implica, se articula también a partir de una pregunta sobre el vacío: ¿Qué ocurrió en la guerra? De donde se desprenden otras preguntas: ¿quiénes fueron las víctimas y quienes los victimarios?, ¿por qué ocurrió?, ¿cuál fuel el rol de la población rural andina?, y más. Los miles de cadáveres, violaciones y torturas, se convierten en el sitio de acontecimiento: están presentes en la situación pero no cuentan como uno (no mientras no se reconozca plenamente su humanidad e individualidad). 

La respuesta a estas preguntas genera las narrativas y ficciones de la política, la sociedad, el arte, el psicoanálisis, la literatura, la antropología, y otras disciplinas como la economía, que discuten “lo” nacional contemporáneo. De esta manera se va construyendo sobre el vacío una imagen poliédrica del evento. Pero esto no significa necesariamente el abandono del nodo anterior de la inclusión andina, sino que, en muchos casos, lo incluye.

Para poner un ejemplo del alcance de estos nodos. Veamos el caso de las narrativas económicas (o de la economía) que desarrolla Hernando de Soto. Primero, en El otro sendero (1986) articulaba un relato en torno al nodo discursivo de la inclusión andina al plantear la inclusión de la economía informal desarrollada fundamentalmente por inmigrantes andinos a las ciudades. El decía: sí, hay que incluir esa fuerza económica y valorar sus estrategias. Luego, en un artículo reciente “La nueva clase media nació en Ayacucho” (marzo, 2014), construye un relato de la economía en el que se dice que el capitalismo emergente de campesinos ayacuchanos e inmigrantes a la ciudades venció a Sendero. Este nuevo relato económico (aunque la polémica lo acompaña y ha sido reinscrito como ficción, pero eso no lo invalida, por supuesto) se articula en torno al nodo de la Guerra Interna.

En suma, el nodo de la Guerra Interna es hoy uno de los lugares con mayor densidad simbólica desde donde se construye, piensa y debate, la nación. Otro nodo sería la cocina, indudablemente, pero de éste hablaremos en otro momento.

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